LA PRESENCIA LIBERTARIA EN LA PRENSA MEXICANA.
EL CASO DEL PERIÓDICO QUINCENAL ¡AVANTE!
En el desarrollo de la historia del movimiento anarquista mexicano, guarda un destacado lugar la experiencia de la edición del quincenal ¡Avante!, editado, en su primera época, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, el 5 de noviembre de 1927, siendo su administrador el señor Juan Antonio Ruiz. Periódico continuador del vocero Sagitario, publicado en la ciudad de Villa Cecilia en el Estado de Tamaulipas, los editores de ¡Avante!, sentenciaban en su primer número:
Es bueno tener ideas, pero propagarlas y defenderlas es mejor que llevarlas encerradas en la cabeza; y es por esto, que donde haya uno que sufra, queremos que esté nuestra hoja indicándole el camino a seguir; donde esté un amigo o compañero, queremos que esté nuestra hoja para que la propague y nos ayude, engrandeciendo constantemente la obra de redención humana, caminando siempre avante sin temor de ser aplastados por los que se oponen al porvenir risueño de los que sufren, aferrándose al pasado cruel y sombrío de la esclavitud, la más horrible peste que ha azotado a la especie humana.
Sobresalen en ese primer número dos artículos del ya en ese entonces veterano luchador social potosino, Librado Rivera, mismo que fuese condenado a compartir con Ricardo Flores Magón, su última prisión en los Estados Unidos, al haber con él firmado y promulgado un manifiesto anarquista revolucionario en el periódico Regeneración, y que después de la muerte del honorable anarquista oaxaqueño, fue liberado y expulsado de territorio norteamericano, llegando a México en el año de 1923, con la predestinación de continuar su labor revolucionaria en territorio azteca y disputar, de manera consciente o inconsciente, el puesto de principal elemento coordinador del movimiento libertario mexicano en cuanto continuador de la gesta emprendida, en su momento, por la histórica e inmortal Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.
El México que Librado Rivera enfrentaria en su forzado retorno, distaba mucho de ser el México que él habia abandonado años atrás para continuar su lucha revolucionaria allá en el lejano 1904. Librado Rivera enfrentaria un México desgastado por la gesta armada del proceso revolucionario, pero al mismo tiempo, sumamente convulso. Un México en el que los choques de caudillos evidenciaban una fortísima pugna por el poder que no se detenía ante cuartelazos y traiciones.
Participe del proceso transitorio, al actuar en la publicación de la segunda época del mensual Sagitario, originalmente editado por el grupo sindicalista de los Hermanos Rojos, Rivera, para cuando aparece la primera época de ¡Avante!, ya habia dado muestras, a propios y extraños, de que no le temblaba la mano para continuar en la misma línea que junto con Ricardo Flores Magón había mantenido en sus prédicas anarquistas revolucionarias, lo que por supuesto habíale atraido las simpatías y el respeto del movimiento obrero libertario mexicano, asi como de los dispersos elementos anarquistas, regados aquí y allá, a lo ancho y largo de la República Mexicana.
El México de 1927, cuando ¡Avante! iniciaría su publicación, era un pais sumamente conmocionado por los sucesos que corrieron parejo a la campaña presidencial de aquel enigmático año.
Como es sabido, fue en 1927 cuando Alvaro Obregón tuvo la ocurrencia de lanzarse en pos de su reelección a la presidencia de la República. La historia de lo que para muchísimas personas constituyó una aberrante violación al ya tenido como principio revolucionario de la no reelección, databa del año 1925, cuando intentó llevarse a cabo una reforma constitucional permitiendo la reelección para el cargo de presidente de la República por una sola vez, siempre que no fuera para el periodo inmediato posterior. En aquella ocasión, la triquiñuela de Obregón no prosperó principalmente por el asunto de la rebelión de Adolfo de la Huerta y el clima que ello ocasionó. Pero, para enero de 1927, el presidente en funciones, Plutarco Elías Calles, tuvo la genial idea de promulgar la reforma constitucional al artículo 83, permitiendo la reelección presidencial en términos similares a lo que en 1925 busco imponerse. Aquella temeridad trajo, como era de esperarse, la reacción casi unánime de los opositores al reeleccionismo, generándose una prolífera actividad.
Así, ante la osadia de aquella reforma, surgirían las candidaturas del sinaloense Francisco Serrano, asi como la del sonorense, Arnulfo R. Gómez, quienes ni tardos ni perezosos pusieron en marcha sus respectivas propuestas antirreeleccionistas, siendo secundados por múltiples organizaciones partidistas entre las que pueden destacarse el Partido Socialista de Yucatán, el Partido Nacional Antirreeleccionista, el Partido Nacional Revolucionario, que por cierto, ninguna relación guarda con el que posteriormente fundó Emilio Portes Gil, la Coalición de Partidos Revolucionarios del D.F., asi como el Partido Liberal Tamaulipeco, este último particularmente importante, si tomamos en cuenta que la segunda época de ¡Avante!, de la cual se encargaría Librado Rivera, se editaría en el Estado de Tamaulipas, Estado del que, por cierto, era gobernador el señor Emilio Portes Gil.
Otro dato importante a tomar en cuenta, lo era que Arnulfo R. Gómez había iniciado su actividad política dentro del marco del Partido Liberal Mexicano, dirigido por la Junta Organizadora de la que Librado Rivera fue vocal. Me refiero a la conocida huelga de Cananea, proceso en el cual Arnulfo R. Gómez tuvo participación.
No tengo la menor idea de si hubo o no alguna comunicación, interacción o simpatía entre los que posteriormente editarian en tierras tamaulipecas el vocero ¡Avante! para con Arnulfo R. Gómez, o si no hubo absolutamente nada. Lo único que sé es que quien sí participó en la campaña de Arnulfo, fue José Cayetano Valadés, quien era un destacado miembro de la Confederación General del Trabajo. Aquella campaña opositora terminaría de manera por demás trágica con el asesinato, en octubre de 1927, de Francisco Serrano, y el fusilamiento, en noviembre del mismo año, de Arnulfo R. Gómez. Para justificar la muerte de ambos contendientes presidenciales, hízose uso de un supuesto complot que tenía como objetivo la eliminación del señor Alvaro Obregón. Pero haya sido cierto o falso tal justificante, el hecho es que con ello se terminó de golpe la auténtica cascada de ataques al, por Arnulfo Gómez, sarcásticamente llamado, Alvaro Santa Anna.
Mientras Gómez y Serrano tuvieron oportunidad de manifestar su descontento por la obsesión de Obregón de volver a la silla presidencial, en muchos actos multitudinarios pusieron al manco de La Trinidad en verdaderos aprietos, al sacarle sus trapitos sucios al sol, poniéndole prácticamente como cola de cochino.
De ninguna manera podia afirmarse que el manco de La Trinidad, la tenía ganada de calle. ¡Nada más contrario a la realidad! Las campañas de Serrano y de Gómez mucho daño le estaban ocasionando, pero ... como bien dice el dicho: muerto el perro, se acabo la rabia. Y asi, debido a la eliminación física de sus contendientes, el manco de La Trinidad pudo levantarse con una contundente victoria con el 100% de la votación, ya que al no haber tenido ningún contrincante, pudo, como se dice popularmente, servirse el postre con la cuchara del mole.
Vuelvo a repetir que no tengo la menor idea de lo que pudo haber repercutido esa trágica historia para con los editores del vocero ¡Avante!, puesto que en el periódico no sólo de ello no se habla, sino que ninguna mención se hace sobre el particular, dando la impresión de que nada hubiese ocurrido.
Otro factor de muchísima importancia en aquella época, lo fue el famoso conflicto religioso entre el Estado y la iglesia católica. Las raíces de aquella bronca, no viene al caso tratarlas aquí porque eso nos alejaria muchísimo de nuestro tema, descarrilando por completo esta presentación, por lo que tan solo me concretaré a señalar los nexos que guardó para con el entorno político en materia general. Y asi tenemos que, por ejemplo, a raíz del fusilamiento del sonorense Arnulfo R. Gómez, o por lo menos así fue en su momento interpretado, el movimiento subversivo encabezado por algunos sectores de la iglesia católica militante, pretendió escabecharse al entonces único candidato a la presidencia, señor Alvaro Obregón. El atentado se realizó en el bosque de Chapultepec, buscando hacer volar al manco de La Trinidad, aventándole dos bombas que tan sólo ocasionaron algunos desperfectos al carro en el que viajaba. Y fue a raiz de aquel atentado, que se generó el famosísimo proceso contra los implicados, entre los cuales se hallaba el sacerdote Agustín Pro Juárez, mismo que casi casi fue santificado después de su fusilamiento. Por supuesto que el procedimiento, casi de caracter sumario, a que fueron sometidos los acusados, distó mucho de estar apegado al procedimiento estrictamente legal, lo que dio razón de sobra para que el mismo fuese impugnado desde diversos campos sociales, que no únicamente del campo estrictamente religioso. Sin embargo, aquel tipo de procedimientos claramente evidenciaba el ambiente terriblemente represivo y super autoritario por el que transitaba la República.
Finalmente, el señor Obregón emergería como el vencedor en el proceso electoral del 1° de julio de 1928, pero, como es de todos conocido, no alcanzó a hacerse de la silla presidencial, puesto que el 17 de julio de 1928, murió a consecuencia de un atentado en el que, a decir de los resultados de la necropsia de ley, fueron varios los implicados, y no sólo uno como oficialmente en su momento se difundió, convirtiéndose la susodicha declaración oficial en una verdad que hasta la fecha se mantiene, puesto que existe la generalizada creencia de que el autor del atentado lo fue José de León Toral, y ello no obstante que el cadáver del manco de La Trinidad presentaba trece impactos de bala en diferentes partes de su cuerpo, provenientes de seis fuentes diversas; esto es, que fueron seis las pistolas que detonaron sobre su humanidad, y no únicamente la del por todos tenido como el único causante de la tragedia, o sea, por el arma que portaba José de León Toral.
Este asunto, fue abordado en el periódico ¡Avante!, y asi leemos en el N° 11 de la Segunda Epoca, correspondiente al 1° de agosto de 1928, la opinión de Librado Rivera al respecto:
La humanidad de los oprimidos -señaló-, está de plácemes: ha desaparecido un tirano.
No queremos saber los detalles de su desaparición; no necesitamos saberlo; que para el caso lo mismo nos da que lo haya partido un rayo. El asesino del pueblo Yaqui está bien muerto.
Si fuera verdad la sentencia de que el que a hierro mata, a hierro muere, aquí se habría cumplido al pie de la letra; pero lo lamentable es que esa sentencia no siempre se hace efectiva. Todavía infestan la atmósfera con su aliento corrompido los monstruos de Italia, Cuba, España y Venezuela, y mientras haya un tirano en la Tierra, la libertad corre peligro.
Sabemos bien que el árbol maldito no muere quitándole una rama; pero también es cierto que sin ramas, el árbol no produce fruto ni sombra. Y lo que necesitan los pueblos no es sombra que los vuelva más raquíticos y estériles, sino sol, mucho sol que les dé calor, salud y fuerza.
(...)
Se nos dirá que no es humano regocijarse frente al dolor de la familia del desaparecido. Es verdad todo esto. Pero también es cierto que Alvaro Obregón no se compadeció nunca de los centenares de familias huérfanas, que hoy vagan herrantes por las montañas de Sonora huyendo de la rapiña obregonista; mientras cientos de hombres, mujeres, niños y ancianos pagan en los presidios y cuarteles del gobierno de Calles, su heróica resistencia contra la avaricia de los que brutalmente los despojaron de sus casas y de sus tierras cultivadas.
(...)
La elevación de Alvaro Obregón a la presidencia de México, significaba la implantación de una tiranía mil veces peor que la de Porfirio Díaz, a quien ya recordaba con frases de admiración el nuevo aspirante a tirano.
Otra opinión sobre este suceso, que no debemos pasar desapercibida, lo fue la expresada por Blas Lara, quien, en el N° 14 de ¡Avante!, correspondiente al 15 de septiembre de 1928, en una carta enviada a Librado Rivera y publicada bajo el título Comentarios sobre la muerte del manco, escribió:
He estado leyendo con interés los comentarios que la prensa burguesa escribe refiriéndose al finado célebre que exterminó a los yaquis.
Mi opinión varia en cuanto a lo que los farsantes Soto y Gama y Aurelio Manrique alegan de que el traidor Luis N. Morones tuvo parte en eliminar al célebre Obregón. Esos farsantes envidiosos del puesto que Morones ha ocupado, aprovechan la ocasión, para acusarle; pues Morones hubiera hecho lo mismo si Soto y Gama y Manrique hubieran logrado ocupar un ministerio tan elevado.
Morones, en mi opinión, no fue sino un simple palero -como en el juego de la ruleta- en las mismas elecciones.
Verdaderamente Soto y Gama ha sido el payaso de lo que fue la revolución mexicana que soñamos los que pusimos toda nuestra juventud para que cayera la tiranía de Porfirio Díaz.
Todavía más, Soto y Gama militó en los campos zapatistas, como se solía llamar a los que con Emiliano Zapata a la cabeza luchaban por un más factible agrarismo. ¿Y qué ha hecho después Soto y Gama?
Después del asesinato de Zapata, que era el alma de aquel movimiento en los campos de batalla, Soto y Gama lo ha desvirtuado todo. Empañó el punto de vista objetivo que los campesinos tenían; pues si no hubiera sido por tanto filibustero político que se introdujo en las filas de los campesinos desviando por completo los nobles anhelos de los trabajadores, nuestra causa por Tierra y Libertad a estas fechas iluminaria al proletariado del mundo entero.
Por supuesto, como dices tú en el último ¡Avante! No es a los políticos a quienes me dirijo, sino a los explotados que sinceramente se dejaron arrastrar por los que anhelaban quitarle la matona a Porfirio Díaz para tomarla ellos en sus manos, con la promesa de que una vez en el poder se acabaria la miseria del pueblo trabajador.
De la misma manera, el elogió que Rodolfo González Pacheco originalmente publico en su célebre sección de Carteles, en el semanario anarquista argentino La Antorcha, referente al magnicidio, seria puntualmente reproducido en las columnas de ¡Avante!, en el mismo número en el que fue incluida la carta de Blas Lara, y asi leemos:
Hay una sola violencia justificable: la que abate al tirano. Este, al revés de lo que dijeron sus viles biógrafos, no es ni un genio ni un fenómeno de voluntad, sino un grosero y grotesco espantapájaros vestido y condicionado por nuestras propias miserias. No ha traído nada a la Tierra; es siempre más indigente de savia o luz que un palo seco; lo recibe todo; todo lo malo, abyecto y hediondo que, en determinadas épocas, fluye de nuestras entrañas como de una cloaca. De lo más compacto de eso se hace este monstruo. (De las miasmas de eso mismo se hizo dios). No surge de nuestros sesos, sino de nuestros vientres. No lo concebimos, lo defecamos. Suprimirlo y enterrarlo es un acto de salud, de estética y de esperanza.
(...)
Este joven artista católico que ha matado al presidente electo de México, nos es, pues, muy respetable. Más respetable, sin duda, que su Dios o que su Papa. Respetable como Satán, por ejemplo.
No sabemos si este respeto nuestro, de enterarse él, lo haría felíz o desgraciado. ¡Quien sabe! ... Pero sabemos, en cambio, lo que frente a su hecho gritarán los liberales, los socialistas y los bolcheviquis. ¡Hay que colgar a todos los frailes! Instituir la dictadura ¡Matar. Matar!
¡Ah, Obregones asesinos, Lenines cínicos! Siempre habrá para vosotros, por abajo de Cristo y de la Anarquía, algún León Toral rebelde. Y no seremos nosotros que vamos a preguntarle qué ideas tiene, o qué dolores, ni a quién ofrenda su sacrificio. ¿Para qué? Nos ha limpiado la Tierra, clarificado el aire, aliviado de un tirano. Sea quien sea, ¡muchas gracias!
Otro incidente relacionado igualmente con el conflicto religioso, referente al atentado con explosivos en contra de la estatua de Cristo Rey colocada en el cerro de El Cubilete, en el Estado de Guanajuato, es igualmente abordado en ¡Avante! Y asi, en el N° 2 de la Segunda época, correspondiente al 8 de marzo de 1928, leemos:
Tomamos de un diario de la ciudad de México el siguiente telegrama:
Guanajuato, Gto., febrero 4. Por informes que se han recibido en este lugar, se sabe que un grupo de liberales fanáticos, volaron con dinamita en dias pasados el monumento a Cristo rey, que se encontraba en el Cerro del Cubilete. Ha sido confirmada esta información.
Nota de la Red.- A última hora se sabe que el gobierno ha desplegado una activa persecución contra los dinamiteros.
Con el objeto de ampliar un poquito todo este rollo, conviene recordar que el asunto de la construcción del santuario en honor a Cristo Rey, fue todo un broncón entre las autoridades religiosas -incluido, por supuesto, el Vaticano-, y las autoridades civiles mexicanas. Este asunto inicia a principios de la década de 1920 cuando el obispo leonés, señor Emeterio Valverde Tellez tuvo la idea de crear el referido santuario en la cima del cerro de El Cubilete, localizado a un costado de la población de Silao, Guanajuato. Las cosas empeoraron cuando el gobierno presidido por Alvaro Obregón, decidió expulsar al delegado apostólico Monseñor Ernesto E. Filipi, por haberse atrevido a colocar la primera piedra para la construcción de ese monumento, el 11 de enero de 1923. A ello respondería el mismísimo Vaticano, y mediante una Bula llamada Quas Primas, expedida el 11 de diciembre de 1925 por el Papa Pio XI, se decretó la festividad en torno a Cristo Rey.
No debe de olvidarse, ni tampoco pasarse por alto, el importantísimo hecho de que precisamente el grito que unió a las fuerzas opositoras al gobierno en el conflicto religioso, versaba: ¡Viva Cristo Rey!
El atentado con explosivos en contra del monumento, tuvo lugar el 30 de enero de 1928, existiendo dos versiones al respecto: en una, se asegura que los ejecutores de la acción, colocaron los explosivos en la base del monumento; y, en la otra, se dice que las bombas fueron arrojadas desde un aeroplano. Hasta la fecha no hay claridad sobre esto.
Otro acto de trascendencia, del cual, por cierto, nada se dice en ¡Avante!, lo fue el atentado dinamitero en el Estado de Guanajuato, contra el tren presidencial, que tenía como objetivo volar por los aires al entonces presidente provisional de la República, Sr. Emilio Portes Gil.
No tengo la menor idea de por qué Librado Rivera terminó radicando en la población de Villa Cecilia, Tamaulipas, una vez que fue excarcelado y expulsado de los Estados Unidos. Por supuesto que alguna o algunas razones han de haber existido, pero, lo repito, no tengo ni la más remota idea de cuáles pudieron haber sido. Quizá ello se debió a alguna invitación que haya recibido de alguno de los integrantes del grupo sindical Hermanos Rojos, o a lo mejor fue otra la razón. Pero lo que si es de llamar la atención es que Librado escogió un punto crucial en el desarrollo político de aquel entonces. Tamaulipas, durante finales de la década de 1920 constituyó un Estado emblemático en cuanto al desarrollo de grupos políticos locales y su influencia sobre la política nacional. Para comenzar, no es posible pasar por alto que el gobernador del Estado lo era, ni más ni menos, que el señor Emilio Portes Gil, además de que en la campaña presidencial de 1927, como ya lo hemos señalado, la participación del Partido Liberal Tamaulipeco, apoyando la candidatura de Arnulfo R. Gómez tuvo su repercución. Tampoco es posible pasar por alto la enorme riqueza petrolera que en aquellos años albergaba el Estado de Tamaulipas. En conclusión, podemos asegurar que el lugar de residencia que escogió Librado Rivera, constituía un importante punto político desde el cual realizar la labor libertaria de coordinación y agrupamiento.
La actividad de Librado Rivera no podía pasar desapercibida para las autoridades tanto tamaulipecas como federales, y de ahí el constante acoso y acecho a que fue sometido.
En un artículo publicado en el N° 1 de la primera época del periódico ¡Avante!, intitulado Frente a las tiranías, correspondiente al 5 de noviembre de 1927, cuando el periódico era publicado en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, leemos:
El 24 de enero de 1902 fui arrestado e internado en los calabozos de la Penitenciaria de San Luis Potosí, con el cargo de ataques a funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones.
Reinaba en todo su esplendor la dictadura de Porfirio Díaz. En San Luis Potosí yo formaba parte de un Club oposicionista contra aquella funesta dictadura que habia convertido a México en un inmenso cuartel y al pueblo mexicano en servil vasallo de su majestad Porfirio I, título con que ya le honraba la alta clerecia de la santa madre iglesia católica, apostólica y romana.
Era yo entonces de filiación liberal, y mi posición era comprometida, porque servía a un gobierno que me había nombrado catedrático de varias ciencias en la Escuela Normal para Profesores.
(...)
Han transcurrido 26 años. Más de la mitad de ese larguísimo tiempo lo he pasado tras las frías rejas del presidio, debido a mis sistemáticos ataques y mis concentrados odios a todos los tiranos. Y puedo asegurar con orgullo que a pesar de mi vejez, mi ánimo no ha sido quebrantado. Me siento con energías de sobra y tan decidido como nunca por implantar en México mis viejos ideales de libertad, amor y justicia; ideales que mi imaginación ve al alcance de todos los humildes que no necesitarían un gran esfuerzo para tomarlo y transformarlo todo. Cuestión de oportunidades; por eso es importante estar preparados para cuando una oportunidad venga, recibirla con los brazos abiertos.
(...)
La historia se repite. Hoy pesa sobre mi cabeza una acusación semejante a la que me llevó al presidio en San Luis Potosí hace 26 años. Con la diferencia de que en tiempos de la dictadura porfirista, fuí absuelto por falta de pruebas; mientras hoy se me ha declarado culpable por reincidente.
Las anteriores líneas corresponden a un artículo escrito por Librado en la penitenciaria de Andonegui, Tampico, Estado de Tamaulipas, en septiembre de 1927.
En el segundo número de la primera época de ¡Avante!, correspondiente al 19 de noviembre de 1927, los editores daban la siguiente información:
Después de seis meses de prisión en la penitenciaria de Andonegui, Tampico, Tamaulipas, fue puesto en absoluta libertad el compañero Rivera; cuando menos se esperaba su libertad. Esta decisión del gobierno se debe a las constantes protestas de los trabajadores rebeldes, a la labor de defensa emprendida por Cultura Proletaria de Nueva York, y prensa anarquista de varios países, igualmente a los Comités de defensa que se han venido formando al sur de los Estados Unidos.
(...)
A continuación damos a conocer la circular que nos mandan los compañeros del grupo Hermanos Rojos en que dan cuenta de la libertad del compañero Rivera.
CIRCULAR
Nos es grato comunicarles que hoy 4 de noviembre a la 1:00 P.M. fue puesto en libertad el compañero Librado Rivera; último detenido de los nueve que estaban recluidos en la bastilla socialista de Andonegui, por cuestiones sociales, como se verá, en la boleta de libertad que a continuación transcribo:
Un sello que dice: Palacio Penal, Penitenciaria Andonegui, Tampico, Tamps.
Boleta de Libertad N° 1
Por orden del C. Juez 2° de Primera Instancia del ramo penal, queda en libertad absoluta, sobreseimiento, el detenido Librado Rivera acusado por el delito de Injurias al primer Magistrado de la República, siendo las 13 horas del día 4 del mes de noviembre de 1927.
Palacio Penal de Andonegui, Tampico, Tamps.
El cajonero - Sedeño B.E.E. - El Sub-Alcaide: M. S. Palacios.
El comunicado fue remitido a nombre del grupo Hermanos Rojos por Santiago Vega, quien muchos artículos publicará en la segunda época del quincenal ¡Avante!, cuando fue administrado precisamente por Librado Rivera.
En una carta dirigida por Librado a los editores de ¡Avante!, y publicada igualmente en el segundo número de su primera época, se especificaba:
Queridos camaradas de ¡Avante!
Después de más de siete largos meses de encierro arbitrario por orden de los esbirros del capitalismo, enfermo y sometido a toda clase de humillaciones y torturas, tengo el gusto de poner en conocimiento de los compañeros que publican esa hoja libertaria, así como de todos los camaradas y amigos que tomaron algún interés por conseguir mi libertad, que desde el día 4 del presente mes de noviembre se dió la orden para ponerme en completa libertad.
Aunque el proceso iniciado en mi contra; asi como contra los compañeros Florentino Ibarra y Francisco Flores, fue por injurias al primer Magistrado de la República, cuya sentencia dictada por el juez federal la cumplimos el mismo día que esa sentencia nos fue comunicada, sin embargo, el hipócrita discípulo de Loyola no contento con ese castigo que dictó en contra nuestra, se declaró dizque incompetente para seguirnos juzgando bajo el mismo cargo, y nos consignó a manos de los jueces del orden común que ya tenían la consigna de que me fastidiaran otro poco.
Estando los acusados a disposición del nuevo agente del Ministerio Público, fueron puestos en inmediata libertad Francisco Flores y Florentino Ibarra, cosa que debía haberse hecho desde el primer día de que fueron detenidos y conducidos a presidio.
(...)
El nuevo Agente representante de la autoridad me abrió un nuevo proceso, basado en los mismos artículos denunciados anteriormente y publicados en el número 35 de Sagitario, haciéndome los siguientes cargos: Por incitar al pueblo a la anarquía y haber hecho la apología del anarquismo. Hechos que no niego, porque a eso dedico todos mis esfuerzos hace muchos años.
(...)
Como la agitación mundial iniciada por Cultura Proletaria de Nueva York y en varias regiones de los Estados Unidos norteamericanos, así como por los camaradas de la Argentina, Francia y otros países, produjo al mismo tiempo una avalancha de enérgicas protestas en favor de mi libertad, el gobierno procuró evitar mayor escándalo y detener esa ola de desprestigio e ignominia en que ya había caído, y dió orden para que se me pusiera en completa libertad. Orden que obedecieron sin vacilar los jueces verdugos, azotes del pobre y lacayos serviles del poderoso.
A pesar de estar los cargos referidos expuestos con toda claridad en la forma que ya quedan explicados, mi orden de libertad fue escrita de modo que todo el mundo entendiera que el gobierno desistía de seguirme presiguiendo por el primer cargo de injurias al Primer Magistrado de la República, con el fin premeditado, sin duda, de poner una trampa al compañero Pedro Gudiño que fungía como director de Sagitario y a quien todavía persiguen los sabuesos de la burguesía.
Como nunca acepté una libertad condicional que coartara mi libertad de pensar, se encontró, al fin, la fórmula única que podía yo aceptar: desistir de los cargos que se me imputaron; lo que en términos jurídicos se llama sobreseimiento.
La relación que el quincenal ¡Avante mantendría con el movimiento obrero organizado de tendencia libertaria y/o anarquista, se evidencía claramente en la carta publicada en la sección Nuestra correspondencia del tercer número de la primera época, correspondiente al 8 de diciembre de 1927, en donde se reproduce el texto de un comunicado de la Confederación General de los Trabajadores, firmado por Enrique Rangel, y en el que se señala:
Queridos compañeros:
Hemos recibido el primer número de ¡Avante!, el vocero anarquista que viene a llenar el hueco que dejara Sagitario, al desaparecer por las canalladas de los esbirros al mando del sátrapa Portes Gil y de Plutarco Elías Calles.
Huelgan las palabras, compañeros: ustedes bien deben de comprender el júbilo que nos trajo la aparición de ¡Avante! y bajo qué sentimientos convulsionaron nuestros corazones al leerle por primera vez.
Sólo nos queda desear para ese paladín de nuestra causa libertadora una larga vida llena de prosperidad, ya que tan necesaria es la prensa en nuestro combate por la anarquía.
Reciban pues, a nombre de las huestes revolucionarias, representadas dentro de la C.G.T., nuestro cariño y nuestro entusiasmo encerrado en esta célebre palabra ya común entre nosotros: SALUD.
De ustedes fraternalmente por la conquista de la jornada de seis horas.
Salud y comunismo anarquista.
Srio. de correspondencia confederal, Enrique Rangel.
Igualmente, la inclusión en el mismo número de ¡Avante!, de la Circular expedida en la ciudad de México el 15 de noviembre de aquel año de 1927, en el que se anuncia la formación del grupo anarquista Verbo Rojo, da clara cuenta de la estrecha relación del grupo editor para con el movimiento sindical anarquista organizado del México de aquel entonces.
Para el 22 de febrero de 1928 reaparecería ¡Avante!, editado en esa su segunda época, en la ciudad de Villa Cecilia, Tamaulipas, teniendo como administrador a Librado Rivera.
El periódico mantendría su mensaje de Quincenal de ideas, doctrina y combate, contando, en la cabecera, con sendas citas de Carlos Alberts y Johan Most.
Por fortuna, contamos con los datos suficientes para afirmar que, en su primera época, ¡Avante! tan sólo editó tres números, ya que en la nota titulada Importante, insertada en el primer número de la segunda época, se especificaba:
Debido a la interrupción porque ha pasado ¡Avante!, las entradas de dinero no han sido suficientes para cubrir los gastos originados con motivo del cambio de residencia; y como lo anunciamos quincenal, tenemos el temor de que los números siguientes sufran algún retardo por falta del dinero necesario para pagar los gastos más indispensables.
Igualmente, en la sección de Nuestra Correspondencia se incluía el resultado administrativo de la publicación del último número, infiriéndose de ello que fue el N° 3, puesto que se menciona como déficit del N° 3 la cantidad de 109 pesos con ochenta y ocho centavos, publicado en Monterrey, Nuevo León, señalándose:
El grupo Avante de Monterrey nos envía para su publicación la administración del último número de ¡Avante! publicado en aquella ciudad, para satisfacción de los compañeros que ayudaron a su sostenimiento.
Además, lo señalado en el cuarto documento del apéndice, esto es, el escrito de Librado Rivera títulado La reacción en México, es bastante claro al respecto, ya que también presenta las causas del por qué su traslado a la población de Villa Cecilia, aunque se mantiene la duda de la razón por la que terminó designándose a Librado Rivera como editor de la publicación.
Por otra parte, resulta muy significativo e interesante el resumen publicado en el primer número de la segunda época referente al informe presentado por el delegado Juan J. Montemayor nombrado por el Sindicato de Obreros y Empleados de la compañia petrolera El águila como representante en un Congreso realizado en Rusia, celebrado en conmemoración al décimo aniversario de la revolución.
Dícese en tal resumen:
No creo necesario detallar la organización política de Rusia, pues en el informe oficial di bastantes datos sobre ello; sólo quiero hacer notar que si alguno se dió exacta cuenta, la diferencia que hay en la cantidad que representan -en el Soviet Central- los delegados por los obreros y por los campesinos, pues de los primeros es nombrado uno por cada 25000, y de los segundos, es uno por cada 120000 campesinos. Les hice notar mi inconformidad por esto, y me contestaron que los campesinos forman el 80% de la población rusa y que no están lo suficientemente capacitados para dirigirla.
En lo referente a las libertades políticas pueden tener todas las que quieran mientras sea de acuerdo con el gobierno y el partido comunista; pues en cuanto se trata de ir en contra de ellos, la cosa cambia, y los que tal hagan serán castigados según la magnitud de su delito; con encarcelamiento, deportación a la Siberia o fuera de Rusia, y cuando el delito es de los mayores, como movimientos armados, son hasta fusilados. A continuación copio unas de las palabras dichas por uno de los más prominentes miembros del gobierno ruso (Bujari), que de por sí son suficientes para que cada quien pueda normar su criterio sobre este sentido: En Rusia se permite más de un partido político, pero el nuestro (el Comunista) en el poder, y los otros en la cárcel. Palabras dichas el día 11 de diciembre en el Congreso que se celebraba en Moscú, y en el cual se trataba de evitar una posible guerra contra Rusia.
La libertad de prensa de hecho no existe, pues ésta está controlada por el gobierno ruso o las organizaciones obreras, las cuales si acaso hacen mención de las luchas políticas, es en favor del gobierno.
Los sin trabajo, o el problema del hambre como nosotros le llamamos, aún no está resuelto en Rusia, pues hay más de un millón sin trabajo, y con excepción de los que han trabajado en una sola parte más de un año, que reciben ayuda que les da el Seguro Social, el resto de ellos tiene que procurarse el pan como mejor les sea dado.
Hay en Rusia tantos limosneros como puede haberlos en México y en cualquier otro país civilizado.
La prostitución existe pero en muy poca escala, pues es muy duramente combatida, tanto, que a estas fechas, son bien pocas las prostitutas que hay.
(...)
De lo referente a la oposición, bien pocos datos pude recoger, pues es un asunto que ni los mismos rusos quieren tratar, y cuando lo hacen, se encierran en cuartos para evitar delaciones, pues cuando se declaran abiertamente oposicionistas, son perjudicados -aunque indirectamente- en sus trabajos o en otra forma.
Cuando yo me encontraba en Moscú fueron expulsados del Partido Comunista los principales líderes de la oposición. Trotzky y Zinoviev, por pretender organizar una contra manifestación el día 7 de noviembre.
También el artículo de Librado Rivera, intitulado Los sin trabajo, e incluido en el primer número de la segunda época, dando cuenta de la conformación en las ciudades de Tampico y Villa Cecilia, de un sindicato de obreros sin trabajo, evidencia el agudo interés de los editores de ¡Avante! por lo que ocurria en el mundo obrero.
El día 29 del último mes de enero -relata Librado-, se citaron los trabajadores de Tampico y Villa Cecilia para formar un sindicato, al que decidieron llamar: Sindicato de Obreros sin Trabajo, al cual se han inscrito ya un gran número de los desocupados que tanto abundan en esta región, tan pródiga y generosa para los que tienen de sobra, pero tan mezquina y avara para los que carecen de todo.
Igualmente Librado Rivera buscó atajar el tramposo reformismo que brotaba del propio gobierno emergido del proceso revolucionario. Y asi, en un artículo titulado El seguro obregonista, publicado en el tercer número de la segunda época, correspondiente al 23 de marzo de 1928, puntualizaba:
El proyecto de Ley sobre el Seguro Obrero que a grandes rasgos vamos a analizar, no es una cosa nueva; ese proyecto fue propuesto y publicado por el general de división Alvaro Obregón, desde 1921, y que por una mera fortuna vino a mis manos en fecha reciente, que el proyecto se ha vuelto a hacer circular a propósito de la próxima comedia electoral que llevará al mismo Obregón a la silla presidencial.
(...)
Veamos, pues, hermano trabajador, aunque sea a grandes rasgos lo que hay en el fondo de ese famoso proyecto que el idólatra admira y el lacayo aclama.
Art. 1°.- Se considera dentro de los beneficios de la Ley del Trabajo, a todos los trabajadores, cualesquiera que sea su edad y sexo, en todo el territorio nacional.
Art. 2°.- Se considera como trabajador a todo el que ejecute un trabajo personal-material a cambio de un salario determinado, cualquiera que sea la categoría de su empleo, su edad o sexo.
Art. 3°.- Se considera como patrono a todo el que paga los trabajos a que se refiere la cláusula anterior, sea empresa privada de cualquier clase o entidad política.
Art. 4°.- Se crea un impuesto que no excederá del diez por ciento adicional sobre todos los pagos que se hagan en el territorio nacional por concepto de trabajo.
Art. 5°.- El impuesto anterior constituirá la reserva del Estado para atender con ella los derechos que esta misma ley crea en favor de las clases trabajadoras del país.
Art. 6°.- El impuesto a que se refiere el Art. 4° se considera como la participación de utilidades que prevé el Art. 123 de la Constitución y releva al capital de dar una nueva participación por este mismo concepto.
Art. 7°.- Los derechos que esta Ley otorga en favor de los trabajadores, se dividen en tres clases:
I.- Indemnización por accidentes de trabajo.
II.- Jubilación por vejez de los trabajadores.
III.- Seguro de Vida de los trabajadores.
Intencionalmente hemos subrayado algunas palabras en los anteriores artículos del proyecto para que el lector mismo fije bien su atención en su significado, a fin de abreviar todo lo posible nuestro comentario.
La Constitución queretana obliga al capitalista a pagar una indemnización a sus obreros por accidentes del trabajo, mientras que el famoso proyecto que venimos analizando, lo exime ahora de esa obligación. El obrero se pagará él mismo esa indemnización de su propio dinero que vaya depositando en calidad de impuesto. Y de ese mismo impuesto acumulado, sacado del mezquino salario que le paga el amo, se tomarán todos los demás gastos por concepto de jubilación por vejez y para el seguro de vida del trabajador.
(...)
Ese Seguro Obrero del general Obregón es un gran peligro, es la sentencia de muerte para el obrero, porque el referido proyecto en lugar de darle más pan al trabajador, se lo quita con el nuevo impuesto, impuesto que ya viene a aumentar el crecido número de impuestos que ya tiene encima, y todo para pagarse él mismo las ilusorias indemnizaciones que le confiere el proyecto famoso. El sacrificio lo hace, pues, el mismo obrero, y se quita al amo toda obligación y todo compromiso con el trabajador.
La inserción de un comunicado de la Confederación General de Trabajadores en el mismo periódico, invitando a la celebración de un Congreso de la Internacional de Juventudes Anarquistas, firmado por Enrique Rangel, patentiza el grado de relación que ¡Avante! mantenía para con la famosa agrupación sindical mexicana creada en el mes de febrero de 1921 en la convención del Comité de la Federación Comunista del Proletariado Mexicano, y en la que, en sus orígenes, convivían sindicalistas revolucionarios, anarquistas y comunistas.
Prácticamente, la C.G.T. constituyó una respuesta organizada al insoportable reformismo de la Confederación Regional Obrera Mexicana (C.R.O.M.), fundada en marzo de 1918 en un Congreso celebrado en la ciudad de Saltillo, Coahuila.
En el programa de acción, adoptado por la Confederación General de Trabajadores en la Gran Convención Radical Roja celebrada el 15 de julio de aquel 1921, se manifesta un sorprendente radicalismo que, por supuesto, iba a ser contenido tanto por las autoridades al igual que por los denominados amarillos, esto es, los miembros de la C.R.O.M., los cuales, fieles a sus postulados de la famosa acción múltiple, no se median en sus acciones con tal de detener la por ellos considerada amenaza roja. Pero, además, el radicalismo de la C.G.T., igual desataria el temor de algunos agrupamientos ligados a organizaciones clericales de México, y asi, ante la presencia de los rojos cegetistas, tales agrupamientos reaccionaron de inmediato creando la Central de Obreros Guadalupanos, organización de la cual, más tarde, emergería la famosa Confederación Nacional Católica del Trabajo. En pocas palabras, púsose en evidencia lo que Emilio López Arango había ya vaticinado en un artículo publicado en el célebre vocero anarquista argentino del Suplemento de La Protesta, y sobre lo cual realice los pertinentes comentarios en la presentación de la digitalización de los ejemplares del referido Suplemento, correspondientes al año de 1923 (Véase, Cortés, Omar, Periódico Suplemento de la Protesta. Año de 1923, México, Hemeroteca Virtual Antorcha, primera edición cibernética, marzo de 2015, haciendo click aquí).
Si bien el radicalismo de la C.G.T., devendría, después del asesinato de Alvaro Obregón, en vulgar colaboracionismo, debido ello a la integración de antiguos cromistas que conformaron la tristemente célebre Federación Sindical de Trabajadores del D.F., y entre los que se encontraban los famosos cinco lobitos, esto es, Jesús Yurén, Fernando Amilpa, Alfonso Sánchez Madariaga, Fidel Velázquez y Luis Quintero, lógico resultaría que ante el arribo de tan distinguidos militantes, la antaño combativa C.G.T., deviniera en una acelerada descomposición que prácticamente la desdibujaría.
Un tema que no es posible pasar por alto, lo fue la constante y machacante campaña que desde las columnas de ¡Avante! se hizo en pro de la libertad del anarquista ukraniano, radicado en Argentina, Simón Radowitzky, quien se encontraba preso en el tétrico penal argentino de Ushuaia, y quien había sido encarcelado por el atentado que perpetró el 14 de noviembre de 1909 en contra del coronel Ramón Lorenzo Falcón, quien había ordenado una bestial represión contra el movimiento obrero de tendencia anarquista en la manifestación del 1° de mayo de aquel año de 1909, convocada por la Federación Obrera Regional Argentina en la entonces famosa Plaza Lorea del barrio de Montserrat. La bestial represión pasaria a la historia con el nombre de la Semana Roja, y sus consecuencias fueron muy graves tanto por el número de muertos y heridos, asi como por el daño ocasionado al movimiento proletario.
Fue a raíz de aquella tétrica represión que, el entonces menor de edad, Simón Radowitzky decidió, a manera de represalia, atentar contra el coronel Falcón, lanzando una bomba al carruaje en el que el referido coronel se transportaba acompañado de su secretario privado Alberto Lartigau, el que también fallecería a consecuencia del atentado.
Radowitzky sería detenido y, por su minoría de edad, salvaría la pena de muerte, mas no la condena de prisión perpetua.
Un conjunto de hechos, de entre los que sobresale la violación de que fue objeto por parte del subdirector del penal de Ushuaia y tres carceleros, harían que su nombre adquiriera tal importancia, que en mucho trascendería las fronteras de Argentina, convirtiéndose en un símbolo.
Pues bien, basta con hojear cualquier número del quincenal ¡Avante!, para comprobar la gran campaña que en favor de este anarquista argentino-ukraniano realizaron sus editores.
Cabe señalar que la tal campaña no resulto infructuosa, puesto que Simón Radowitzky finalmente consiguió el perdón, siendo liberado el 14 de abril de 1930 y expulsado de la Argentina, transitó por diferentes países para, finalmente, venirse a radicar a México, lugar en donde el 4 de marzo de 1956, fallecería a causa de un paro cardiaco.
Desde las columnas de ¡Avante!, diose también gran importancia al tema de la mujer, habiendo un buen número de artículos que abordan, sobre todo, llamados a las mujeres, pero quizá más importante que eso lo fueron el conjunto de colaboraciones que compañeras como Florinda Mondini, Maria Mendoza, Tiburcia Olguín, María Dolores Pérez, Esther Mendoza y Felipa Velázquez publicaron en el quincenario. En relación a esta última, que según tengo entendido fue una gran luchadora anarquista sinaloense, quien incluso hubo de enfrentar, como consecuencia de su lucha libertaria, el presidio en el penal de las Islas Marias, es positivo el resaltar algunas de sus propuestas.
En su artículo Convocatoria a la mujer, publicado en el N° 9 de la segunda época correspondiente al 1° de julio de 1928, escribió:
El hombre puede entenebrecer el cerebro de la mujer ocultándole la verdad, intimidándola, haciéndola creer, desde su infancia, en fantasmas, diablos, infiernos, glorias y cuantas artimañas invisibles puede inventar para embrutecernos, sabiendo que cuanto más ignorantes, seremos más sumisas porque más provecho saca de ello, más se enriquece, puesto que su mejor manjar es nuestra ceguera. Y como nosotras nacimos ya bajo esa obscura venda, nos acostumbramos a ella y caminamos a tientas como un ciego. Tropezando aquí y allá educamos a nuestros pequeños seres también ciegos, con lo cual los conducimos al caos más espantoso, a la esclavitud; y seremos también causantes de que nuestros hijos vayan a servir de pasto a las fieras sirviendo de carne de cañón, o carne de lupanar.
En otra colaboración suya, titulada Credo, incluida en el N° 13 de la segunda época, correspondiente al 1° de septiembre de 1928, poéticamente señala:
Creo en el espíritu de los hombres fuertes que harán temblar a los tiranos; creo en la Santa Madre Anarquía que no perdonará a los cobardes; creo en la comunión de los hartos y en la debilidad del estómago de los pobres.
Creo en la resurrección de los esclavos a una vida libre, y en la vida perdurable de eterna felicidad, y la emancipación humana. ¡Amén!
Y en su poema ¡A tí, mujer!, publicado en el N° 18 de la segunda época, correspondiente al 15 de noviembre de 1928, declama:
Tú, mujer, que sumisa perduras La presencia, en las columnas de ¡Avante!, de nombres que se volverán comunes en diversas publicaciones libertarias mexicanas, patentiza el surgimiento de una pleyade de elementos apoyados, por supuesto, por la vieja militancia, de la cual Librado Rivera será la cabeza visible más notoria. Así, los nombres de Santiago Vega, destacado miembro que fuera del grupo de los Hermanos Rojos; Enrique Rangel, combativo elemento de la Confederación General del Trabajo; Oscar Alfaro, militante libertario panameño; Esteban Leal, militante nayarita que en mucho se distinguirá tanto en la estructuración de la Federación Anarquista de México, al igual que en una federación regional que abarcaba varios municipios del Estado de Nayarit; Margarito Jiménez, quien siendo militante cegetista, participaría de manera activa apoyando al grupo encabezado por Buenaventura Durruti cuando anduvo por tierras aztecas; Blas Lara, afamado anarquista partícipe de la lucha de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano; Braulio Lara, militante anarquista guanajuatense que desarrollará interesante actividad en la conformación de la Federación Anarquista del Centro de la República Mexicana, antecedente de la Federación Anarquista de México; Rodolfo Aguirre y Rafael Quintero, destacados militantes libertarios que mucha labor realizarán en el seno de la Federación Anarquista de México, y muchos más cuyos nombres se me escapan. Además, baste revisar la sección llamada De nuestra correspondencia, para toparse con muchos nombres y datos que bastante clarifican el panorama libertario mexicano de aquellos años de 1927-1928. También, urgando en las listas de los cooperantes publicadas en la sección de Administrativas, puede uno más o menos deducir los alcances que esta publicación quincenal tenía.
Curiosamente, los editores de ¡Avante! no fueron partidarios de introducir grabados en su publicación, por lo que para rellenar los huecos que por lógica quedan libres en la formación de páginas, utilizaban un curioso recurso de insertar citas cortas de algún militante o de algún escritor. En esos rellenos mucho uso se hizo de citas del inolvidable libertario guanajuatense Práxedis G. Guerrero.
soportando las mil amarguras,
siempre atenta a la voz de un pastor,
y atrofiada a la vil tiranía.
¿Qué no sientes agudo dolor
y deseas rebelarte algún día?
¿Por qué sufres, mujer resignada
la cadena que tanto te oprime,
que de pies y de manos atada
al yugo, tu libertad suprime?
¿Por qué no te rebelas? ¡Dime!
Si es que el hombre te humilla inconsciente
¿por qué enturbia tus ojos el llanto?
Alza altiva y serena tu frente
y no llores, mujer, tu quebranto
es tan sólo fatal torbellino.
Ven; no pierdas tu tiempo en el duelo,
que a tu lado se encuentra el camino
por do puedes hallar tu consuelo ...
Ven: que aquí te llaman tus hermanos;
ven a unirte con tus compañeras;
ve el ejemplo de aquellas, que ufanas,
han luchado por ser libertarias,
y han querido morir, las primeras.
como hijas nacidas de parias ...
Piensa que al ponerte en acción
a romper la cadena opresora,
dejarás esa horrible opresión
en que vives, mujer, hasta ahora.
Lucha, pues, por tu emancipación;
ser valiente, mujer, no te asombre,
pues tus derechos como mujer
eres libre también como el hombre.
Y defiende también tu deber,
trae a tu hijo, a tu esposo, a tu hermano,
a estrecharlos en fraterno abrazo;
y unidos en dulce armonía,
donde asidos todos de la mano
caminemos hacia la anarquía.
Ahora bien, y volviendo al contenido del quincenario, anteriormente he señalado que a raíz del asesinato de Alvaro Obregón, Librado Rivera reaccionó publicando en ¡Avante! un artículo que tituló La muerte de Alvaro Obregón, pues bien, a consecuencia de aquel artículo, Librado habria de soportar una detención, aunada a un cruel y a la vez estúpido interrogatorio. Sobre ello, quedo constancia en su escrito Arresto de Librado Rivera, incluido en el N° 13 correspondiente al 1° de septiembre de 1928, en donde señaló:
Como a la una de la tarde del día 22 de agosto, se presentó a mi modesta oficina una persona de aspecto obrero, con recado verbal de que me llamaban urgentemente los compañeros de la imprenta.
Algo extraordinario ocurre -me dije- porque los compañeros nunca me mandan llamar, siempre acostumbran venir a verme cuando algo se les ofrece. Pero ya en mi camino noté la presencia de varios esbirros apostados en las esquinas de la cuadra. Uno de ellos, al verme voltear la esquina, se dirigió a mí y hablándome por mi nombre, me detuvo, presentándome una orden de arresto. Yo iba -al pasar por el Correo- a depositar una carta dirigida a Salvador Medrano, uno de los viejos luchadores residente en Estados Unidos, a quien ya le comunicaba los rumores que desde hacía algunos días circulaban referentes a mi arresto. Y aunque no se me permitió depositar esa carta, lo conseguí después, cuando ya me llevaban los esbirros camino de Tampico.
Al llegar a la Jefatura de Policía de Cecilia, a donde fui conducido primero, la persona que me leyó la orden del general Benignos, Jefe de Operaciones Militares en el Puerto, me indicó que me quitara el sombrero.
- No acostumbro hacerlo cuando alguien me lo ordena, le dije, sino cuando yo quiero. Además, ¿no están ustedes luchando para establecer en México una democracia?
- Está bien, me contestó.
- Entonces, ahora si me lo quito por mera cortesía.
(...)
Cinco horas más tarde me llevaron a la oficina del General, quien a la sazón leía ¡Avante! En la primera plana ya se veían marcados con tinta roja los artículos La muerte de Alvaro Obregón y el Desbarajuste político, publicados en el número 11, correspondiente al 1° de agosto.
- ¿Usted publica este periódico?, me interrogó el General.
- Sí. Contesté yo.
- En él calumnia usted al general Alvaro Obregón, ¿por qué lo hace usted?
- No lo calumnio; lo que digo es la pura verdad.
- Siendo usted uno de los precursores de la Revolución, hoy hecha gobierno, no respeta usted las leyes emanadas de esa revolución.
- Ahí está el error, le repliqué, en creer que nosotros iniciamos la revolución para quitar al gobierno de Porfirio Díaz y poner otro en su lugar. Nuestra misión era otra y bien distinta; nosotros luchábamos por Tierra y Libertad, ese era el contenido de nuestra bandera, como lo verá usted muy claramente explicado en ese documento histórico que reproduzco en la tercera plana de ese mismo número de ¡Avante!. Pero la intromisión de los políticos desde Madero, Carranza, Alvaro Obregón y Calles, desviaron ese hermoso movimiento, aprovechándose de nuestra impotencia en las prisiones norteamericanas.
Finalmente, en el N° 20, correspondiente al 15 de diciembre de 1928, el grupo editor publicó una nota con el título Rectificando adhesiones, en la cual se palpa el cúmulo de dificultades que se enfrentaban para la publicación del quincenal. Ahí se dice:
Compañero:
El grupo editor de ¡Avante! viene haciendo esfuerzos muy superiores a sus fuerzas para que esta publicación siga viendo la luz e ilumine las inteligencias obreras tan necesarias de alimento intelectual hoy más que nunca, ya que a todo nuestro alrededor tiende a obscurecer y a atrofiar el órgano pensante de los humanos seres. Aún cuando nuestra obra podría ser muchísimo más fructífera, estamos satisfechos de lo hasta hoy hecho con la ayuda de muchos trabajadores, que escatimando de su mísero e irrisorio salario que perciben a cambio de muchísimos esfuerzos y gotas de sudor, unos cuantos centavos con la sana intención de que ¡Avante! continúe fustigando la desigualdad social a que los trabajadores estamos condenados.
Tú, compañero, si crees que el periódico es un medio educativo que debe continuar saliendo, comunícalo a este grupo editor. Si tu situación no te permite ayudar, éso no ha de ser óbice para que el periódico deje de llegar a tu poder; lo recibirás con la misma puntualidad que hasta hoy lo has recibido; solamente, que, en caso de no estar interesado, entonces sólo mandaremos el periódico a otros que deseen leerlo.
Da tu opinión individual y particular a la redacción de ¡Avante!
No obstante su situación, los editores de ¡Avante!, lograron mantenerlo vivo durante un año más, pero, por desgracia no tengo idea de dónde han quedado los ejemplares que poseo correspondientes al año de 1929, e incluso, si mal no recuerdo, dos o tres números más publicados en 1930.
Desgraciadamente, después del sorpresivo y del todo inesperado fallecimiento de mi compañera Chantal, no puedo andar urgando en cajas y rincones porque rápidamente me deprimo cuando se me vienen los recuerdos a la mente, por lo que es mil veces preferible que las cosas aparezcan por sí solas, y no que yo ande de buscón. Asi pues, el día que me tope con ese material de inmediato buscaré añadirlo a esta edición cibernética, y si nunca me topo con él ... pues ... ni modo.
Entonces, resumiendo, aqui estoy poniendo al alcance de cualquier persona interesada el acceso a los veinticuatro ejemplares -tres correspondientes a su primera época y veinte a la segunda época, más el manifesto añadido al N° 13-, del quincenal ¡Avante!, riquísima fuente de información relacionada con el quehacer libertario mexicano de los años 1927 y 1928. Además, incluyo un apéndice con seis documentos que de seguro en mucho servirán a quien, por el motivo que sea, hojée o lea esta edición virtual. También, he colocado, como ya lo he hecho en pasadas ediciones cibernéticas de la Hemeroteca Virtual Antorcha, el contenido de cada ejemplar para facilitar su consulta.
Por desgracia, una negativa combinación de errores tanto en la microfilmación de los originales, al igual que en su digitalización, han generado que algunos ejemplares presenten errores que dificultan o, de plano, imposibilitan la lectura de ciertas páginas, o tan solo de parte de ellas. Me ha sido imposible el poder subsanarlos, asi que he optado por señalarlos como advertencia para los lectores.
Es de esperar que la presente edición cibernética sea de utilidad para que se comprenda parte de la historia del anarquismo mexicano, que hasta el presente ha estado muy difusa.
Aprovecho la ocasión para sugerir a quienes pudiesen estar interesados, a que consulten el trabajo que realizamos y publicamos -mi compañera Chantal y yo- hace ya treinta y cinco años, en nuestra editorial Ediciones Antorcha, y que hace ya también más de trece años colocamos en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha. Me refiero al libro ¡Viva Tierra y Libertad!, la primera recopilación de textos de Librado Rivera que se publico en libro en México, y que en mucho puede ayudar en la comprensión de la época que en esta edición se aborda, haciendo click aquí, para acceder al índice de esta obra.
Abril del 2015
Omar Cortés
N° 1
5 de noviembre de 1927
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N° 2
19 de noviembre de 1927
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N° 3
8 de diciembre de 1927
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SEGUNDA ÉPOCA N° 1
22 de febrero de 1928
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N° 2
8 de marzo de 1928
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N° 3
23 de marzo de 1928
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N° 4
11 de abril de 1928
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N° 5
1° de mayo de 1928
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N° 6
15 de mayo de 1928
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N° 7
1° de junio de 1928
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N° 8
15 de junio de 1928
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N° 9
1° de julio de 1928
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N° 10
15 de julio de 1928
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N° 11
1° de agosto de 1928
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N° 12
15 de agosto de 1928
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N° 13
1° de septiembre de 1928
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N° 13
1° de septiembre de 1928
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N° 14
15 de septiembre de 1928
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N° 15
1° de octubre de 1928
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N° 16
15 de octubre de 1928
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N° 17
1° de noviembre de 1928
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N° 18
15 de noviembre de 1928
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N° 19
1° de diciembre de 1928
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N° 20
15 de diciembre de 1928
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A este número le falta la página N° 4
La página 3 esta rota, por lo que el texto de artículos es afectado
Este número tiene una página rota
Este número tiene una página rota
Este número tiene una página rota
Este número tiene una página rota
Manifesto incluido aparte en el periódico.
Primer documento
Título: Un país de libertades: México.
Autor: Grupo Hermanos Rojos
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 240 del 12 de julio de 1927.
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Segundo documento
Título: Carta abierta al presidente de México, Plutarco Elías Calles.
Autor: Domingo Loza, Secretario provisional del Comité de Defensa Pro Presos Sociales de San Francisco, California, USA.
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 243 del 9 de agosto de 1927.
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Tercer documento
Título: Los peligros de la nacionalización.
Autor: William C. Owen
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 254 del 23 de septiembre de 1927.
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Cuarto documento
Título: La reacción en México.
Autor: Librado Rivera
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 261 del 20 de enero de 1928.
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Quinto documento
Título: Librado Rivera.
Autor: Redacción de La Antorcha.
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 289 del 20 de abril de 1929.
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Sexto documento
Título: William C. Owen.
Autor: T. H. Keel.
Fuente: Semanario anarquista La Antorcha, N° 295 del 19 de noviembre de 1929.
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