A treinta años del nacimiento de Ediciones Antorcha

Mucho tiempo y vivencias han corrido desde aquel mes de septiembre de 1975 cuando, con las ilusiones propias de los veintiañeros, emprendimos la aventura de iniciar la publicación de libros bajo el nombre de Ediciones Antorcha.

Como en sueños, más o menos recordamos aquella reunión en el Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero, cuando dimos a conocer nuestro proyecto de edición del Epistolario revolucionario e íntimo de Ricardo Flores Magón, advirtiendo a los presentes que nuestra intención era la publicación de toda su obra. Como en sueños, repetimos, recordamos, muy vagamente, la discusión y propuestas que en torno a aquel rollo se generó. En sí, como el Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero pusó a nuestra disposición una aportación económica, nada desdeñable, de más de cuatro mil pesos como apoyo, la discusión se centró en torno al nombre o sello del editor que iba a aparecer en la portada.

A la mayoría de los presentes les daba prácticamente lo mismo que lo mesmo, la manera en cómo se distribuyeran los créditos de la edición, y realmente sólo cuatro o cinco de los presentes hicieron propuestas que, en resumidas cuentas fueron, si la memoria no nos falla, las siguientes:

1.- Que la portada del libro apareciera con el sello editorial que nosotros decidiéramos, y que en la contraportada, se incluyera el nombre del Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero;

2.- Que en la portada se incluyera únicamente el nombre de Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero, y que en las páginas interiores se explicara lo que era y pretendía el Centro, y;

3.- Que en la portada se incluyeran los dos nombres, esto es, el que nosotros decidiéramos como nombre de la editorial y, el de Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero.

Otra sugerencia contemplaba que nosotros decidiéramos qué queríamos hacer, puesto que si la idea era nuestra y el trabajo también, no se comprendía el por qué debían de inmiscuirse en ese tipo de decisiones a quienes ni les iba ni les venía.

Curiosamente fue esta sugerencia la que consensó la discusión, o sea que la mayoría estuvo de acuerdo con ella.

Nuestra intervención, si la memoria no nos traiciona, se encarriló en una explicación del por qué considerábamos prudente y conveniente incluir en la portada del libro nuestro sello editorial, esto es, Ediciones Antorcha, y no únicamente el de Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero. Básicamente expresamos nuestra duda acerca de la permanencia del referido Centro ya que dudabamos que el mismo pudiese concebirse a largo plazo, en pocas palabras, que sobreviviera el tiempo suficiente para que cumpliésemos nuestro cometido. Ejemplificamos con la anterior experiencia del Centro de Estudios Luisa Michel, ideado y animado por compañeros de la Federación Anarquista de México cuya duración había sido cortísima. Seguimos argumentando que, como nuestro proyecto editorial requeriría forzosamente de un lapso de tiempo considerable para llevarlo a la práctica, veíamos hasta cierto punto negativo el iniciar con un sello editorial que, quizá, en uno o dos años, desapareciese. Ante aquel argumento no hubo nadie, absolutamente nadie, que dijese nada. En sí todos estaban plenamente conscientes de que el Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero no podía concebirse con una proyección de años.

Así las cosas, la determinación que se tomó fue de incluir los dos nombres en la carátula del libro, cuya edición fue realizada en la colonia Guerrero de la ciudad de México, donde el padre del compañero Ramón Vilar, partícipe del Centro de Estudios Sociales Práxedis G. Guerrero, tenía una imprenta.

La publicación del Epistolario revolucionario e íntimo de Ricardo Flores Magón, estaba originalmente planteada para que apareciera en el transcurso del mes de agosto pero, debido a los entendibles retrasos en el proceso de encuadernación, su publicación se pospusó hasta el mes siguiente. Aún recordamos las numerosas ocasiones que visitamos impacientes a Ramón, para cada vez obtener la misma respuesta: Ya hable con el encuadernador, y pienso que mañana lo tiene listo. El único inconveniente fue que ese mañana se llevó ... ¡¡¡más de tres semanas!!! Pero, finalmente, quedó listo.

Como dato anecdótico cabe señalar que la portada de aquella primera edición del Epistolario revolucionario e íntimo de Ricardo Flores Magón, fue hecha, como decimos en México, al chilazo. Ocurrió que estando en la oficina de Ramón, éste nos preguntó: ¿Y qué onda con la portada? ¿Ya la hicieron? Nosotros nos quedamos mirándole con nuestras respectivas caras de ¿What?, para responderle que no la habíamos hecho. Entonces Ramón se fue directito a un escritorio en el que había una pila de papeles y negativos amontonados; rápidamente urgó entre ellos para finalmente sacar una carpeta diciéndonos: No sé qué les parezca la idea que se me acaba de ocurrir pero ... a ver, vengan, y nos llevó a una mesa de luz. En seguida extrajó de la carpeta un negativo y, colocándolo encima del vidrio de la mesa de luz, nos dijó: Miren, éste es un negativo de una de las cartas escritas de puño y letra por Ricardo Flores Magón, ¿qué les parece si la usamos como fondo? ... Nosotros, verdaderamente embebidos ante ese negativo e importándonos un pepino la susodicha portada, le preguntamos: Oye pero ... ¿de dónde sacaste esta joya? Nos miró riéndose y agregó: Son los negativos que le mandó Cano Ruiz a mi papá para que los imprimiera.

Después nos enteramos que el grupo Tierra y Libertad, por mediación del compañero Benjamín Cano Ruíz, había acordado con Editores Mexicanos Unidos, una coedición de una recopilación de cartas de Ricardo Flores Magón que el compañero Proudhon Carbó había traducido, y cuyos originales les habían enviado de los Estados Unidos.

Por supuesto que acabamos aceptando la idea de Ramón, quien, ahí mismo, ante nosotros, llamó al encargado del fotolito para pedirle que le hiciera un positivo de aquel negativo de la carta de Ricardo Flores Magón. Al rato, regresó el empleado con el encargo cumplido y entonces, utilizando nuevamente la mesa de luz, tomó una plantilla de letrasets y sobre un positivo virgen colocó las letras del nombre del autor, título y los créditos editoriales, tanto del frente como del lomo y ... ¡¡¡listo!!! ... nuestra edición del Epistolario revolucionario e íntimo contaba ya con portada.

¡¡¡Treinta años han pasado desde entonces!!!

Ahora, ¿quién iba a decirlo?, continuamos en la brega tratando, por cuanto medio tenemos a nuestro alcance, de mantener la antorcha encendida, buscando la manera de difundir el ideario libertario y ... pues aquí seguimos, al pasito, poco a poquito ... sin estridencias ni aceleres..

Septiembre del 2005

Chantal López y Omar Cortés



Haz click aquí, para acceder al catálogo de la Biblioteca Virtual Antorcha