EL AQUELARRE

Hoy por hoy, en México vivimos un ambiente de aquelarre. La fiesta de las brujas esta en todo su apogeo. La gente sincera debe de soportar las maldades de aventureros, provocadores, arribistas y traidores.

Completamente rebasada por sus propias tonterias, la llamada clase política, e incluso la administración pública, con contadísimas excepciones, esta llevando a la práctica una sarta de bobadas que uno ya no sabe si reir, llorar o, de plano, ponerse a cagar.

Los tres poderes de la Unión han perdido la brújula. Un poder judicial enredado en ridículos tecnicismos jurídicos, manda a volar los intentos de consultas populares avalados por millones de ciudadanos; un poder legislativo que no da pie con bola, sigue con su nefasta actitud de ridículos mayoriteos para aprobar iniciativas; y, un poder ejecutivo, perdido en un mar de incertidumbre, no atina a llevar a cabo alguna acción positiva. Y a todo lo anterior agreguése las desapariciones forzadas, la implementación de discursos maniqueos mediante los cuales preténdese distinguir los buenos de los malos manifestantes, la organización de inutiles y contraproducentes medidas represivas de caracter selectivo y las campañas, orquestadas desde los medios, en contra de supuestos y fantasmagóricos complots anarquistas.

Y por si todo lo anterior fuera poca cosa, añádase la complicada e intrincada situación económica que enfrenta la República, en la cual, el desplome de los precios internacionales del petróleo asi como de varios productos agrícolas, unido al sostenido incremento del precio del dólar, genera un auténtico desafío al pais entero.

La situación realmente esta en chino. Un conjunto de variantes negativas se han conjugado en un mismo momento. En lo político, lo económico y lo social, México enfrenta enormes retos, y mientras siga todo el relajo que hasta ahora ha prevalecido, dificilmente vamos a poder superarlos.

Es necesario terminar con este aquelarre. Evitar las distracciones, los desgastes y, sobre todo, los temores, no solo es necesario, sino incluso vital. La reflexión y la acción de sectores, clases, agrupamientos e individuos es necesaria. No se trata de demagogia, porque es cierto que ahora, más que nunca, lo que hagamos o dejemos de hacer pesara mucho en nuestro futuro como pais.

En lo relativo al asunto del petróleo, se argumenta que el derrumbe de su precio internacional no lastimara las finanzas públicas, señalándose que se adquirió un seguro para garantizar el precio acordado como base del presupuesto nacional. Muy bien. Sabemos que tal táctica la han seguido las autoridades financieras de años atrás a la fecha, pero como nunca se ha requerido la implementación del susodicho seguro, pues no hay la experiencia de lo que pasará cuando haya que ponerlo en práctica. No conozco las cláusulas de ese seguro, cosa que seria bueno que las autoridades respectivas las dieran a conocer a la población, porque de la poca experiencia que como persona común y corriente tengo de los seguros, sé que incluso, las compañías serias, o sea las que no buscan esconderse en las letras chiquitas para no cumplir con sus obligaciones, tardan en implementar el seguro en sí. Esto es, la implementación del seguro no es inmediata, sino que, por lógica, tiende a pasar un periodo de tiempo. Ahora bien, en el caso del seguro que tanto se menciona, ¿cómo se implementaría? ¿se ha tomado en cuenta el periodo para su implementación?

Es, en mi opinión, importantísimo que las autoridades financieras den a conocer a la población en general el famoso contrato de seguro, porque mucho me temo que en el transcurso del próximo año tenga que ponerse en práctica.

El informar cómo y de qué forma se llevaria a efecto ese seguro es prioritario difundirlo, porque no vaya a ser que a la hora de la verdad nos salgan con alguna vacilada.

No somos infantes como para no darnos cuenta de que, siendo el próximo año un año electoral, lo menos que la administración pública desea es crear un marco de incertidumbre, por lo que existe la posibilidad que hagan circo, maroma y teatro con tal de esconder problemas buscando trasladarlos para después de las elecciones. Tal actitud, que por cierto no sería nada nueva, podría traer altísimos costos para la República en su conjunto. Lo mejor es que se hable con la verdad y no con discursos tramposos plagados de medias verdades. Lo repito, la situación actual está bastante enredada como para andarse con vaciladas. Actuar con calma y hablar fincándose en la verdad es la única manera de buscar sortear la tormentosa situación que apenas inicia.

Otro asunto que deberá, forzosamente, que enfrentarse, lo es el fortalecimiento del mercado interno, tema vital para poder encarar con éxito las dificultades que se nos vienen encima. Ciertamente ya se han comenzado a tomar medidas para lograr tal objetivo, pero en mucho debido a la rapidez con que se han soltado los demonios, es deseable agilizar lo más que se pueda este asunto. El ajuste a la alza de los salarios mínimos puede, indudablemente, constituirse en un detonante para alcanzar tal fortalecimiento, pero si tal medida no se acompaña de otras varias, dificilmente logrará su cometido, e incluso puede llegar a ser contraproducente.

Por supuesto que instrumentar todo esto no es enchilame otra, son asuntos complicados que hay que abordar con mente fría y de manera meticulosa, por lo que la actual situación de crispación social no es, para nada, la más deseable.

No nos hundamos en un mar de lamentaciones y reicriminaciones. Bien sabemos eso de que a rio revuelto, ganancia de pescadores, asi que tomemos las cosas con calma y no nos aceleremos.

Diciembre de 2014
Omar Cortés