LA SITUACIÓN
México se encuentra auténticamente entre la espada y la pared. Por un lado la amenaza de que la negativa situación económica pueda agudizarse y desembocar en una crisis, y, por el otro, un conjunto de desacuerdos y desencuentros que en el plano político y social amenazan con hacer estallar la precaria gobernabilidad, realmente sostenida con alfileres. Añádase a esto el hecho de que parece ser que las autoridades no dan prácticamente pie con bola. Al ya alarmante descrédito internacional, únese una angustiante situación de auténtico desánimo, cuando no de abierto rechazo de una considerable parte de la población al gobierno, al cual, dicho sea de paso, parecen no creerle absolutamente nada, lo que le ha conllevado a tener que comprar credibilidad utilizando la anuencia de órganos internacionales -el caso de la OCDE, es realmente patético-, para ver si así sus actos son aceptados por los gobernados.
Y si todo lo anterior fuera poca cosa, resulta que el proceso electoral próximo a iniciarse, enfrenta un montón de inconvenientes. La negativa de sectores politizados a participar en el mismo y la terquedad, por parte de combativos núcleos, de no permitir la celebración del dicho proceso en un Estado de la República, asi como conflictos permanentes entre los partidos, en el seno del recién inaugurado Instituto Nacional Electoral.
Total, que la cosa está que arde. Ante tan conflictivo panorama, lo único que queda por hacer es mantener la ecuanimidad y, sobre todo, la calma. Evitar, a como de lugar, los aceleres y berrinches, ya que cualquier tonteria puede conducirnos a callejones realmente sin salida. Serenidad y prudencia ante todo, tal debiera ser la consigna.
En el terreno internacional, el panorama tampoco canta mal las rancheras. Por un lado el susodicho tesoro norteamericano continúa con sus vaciladas, manteniendo en vilo al mundo entero con el rollo de la subida de sus tasas de interés. Que todavia no, que esperense un poquito más, que a lo mejor en dos meses o quizá en tres o ... tal vez no suban en todo el año ... Total, siguen con sus ondas y todo el mundo bien pendientes de su circo.
En Ucrania los trancazos simplemente no paran. Siguen dándose con la cubeta, no obstante los pomposos dizque acuerdos que las potencias signaron, acuerdos que parece ser nadie pela, manteniéndose, por supuesto, la posibilidad de que todo eso acabe de manera realmente trágica en una guerra nuclear.
En Grecia, después de haber echado habladas a diestra y siniestra, el viejo refrán de primero cae un hablador que un cojo, parece materializarse con los últimos acuerdos que el recién instaurado gobierno griego signó con sus acreedores. Es de esperar que la población griega reflexione muy bien sobre lo que está ocurriendo, para que no vaya a cundir el desánimo y la frustración, cosa que realmente seria muy lamentable, no sólo para los griegos, sino para Europa e incluso para el mundo entero.
En fin, nos ha tocado vivir momentos realmente muy complicados, y ahora tenemos que echarle coco a la situación para encontrar el famoso hilo de Ariadna, capaz de conducirnos a una salida de tan tétrico como nefasto laberinto.