Tiempos difíciles
La situación actual de la República mexicana, ante la inminente presentación del presupuesto de ingresos y egresos para el ejercicio fiscal 2016, ha generado una comprensible situación de nerviosismo, en mucho debido a las tétricas perspectivas por el derrumbe de los ingresos petroleros que, aunque ya no en la misma proporción que antaño, continúan siendo un importantísimo eje en la fuente de ingresos públicos. Asi, si el precio internacional del llamado oro negro se ha derrumbado, pues ... bien pueden sacarse las consecuencias de ello.
Paralelamente, el forcejeo entre las cúpulas de la iniciativa privada y los mandos gubernamentales, están llegando a su punto álgido, en mucho debido a la insistencia de los sectores empresariales para suavizar ciertos aspectos de la legislación fiscal que consideran excesivamente duros. Asi, si bien pudiese parecer que las graves contradicciones existentes entre el poder estatal y las cúpulas empresariales lograron distenderse significativamente a partir de los cambios en la legislación energética, lo que está ahora ocurriendo demuestra que no es así, que las contradicciones entre el sector empresarial y el gubernamental pueden llegar a alcanzar altos y riesgosos niveles de confrontación.
Por supuesto que aqui existe cierto grado de inconsecuencia, porque cuando los sectores empresariales abiertamente apoyaron los cambios en el asunto de los energéticos, bien conscientes habrían de haber estado de que los ingresos petroleros el Estado debería de suplantarlos mediante un endurecimiento en las leyes impositivas. De esto a nadie nos cabía duda, pero ahora resulta que ante los errores de cálculo que no previeron un derrumbe tan espectacular de los precios de los hidrocarburos, las cúpulas empresariales terminen rasgándose las vestiduras y de manera harto tramposa, quieran parecer como los principales perjudicados. Eso es lo que no se vale. Dice un refrán que el que quiera azul celeste, que le cueste; por lo que si las cúpulas empresariales querían agandallarse el petróleo pues ... que no vengan entonces con lloriqueos.
De todas maneras, y sin la menor intención de ponerme como defensor de las barbaridades cometidas a nivel gubernamental, es de preveer un jaloneo bastante estridente en relación a este asunto. Existe en el ambiente un gran descontento social, que, por supuesto, abona para que asuntos como este puedan trascender mucho. Además, y esto no lo debemos perder de vista, como bien dice el dicho: a rio revuelto, ganancia de pescadores, y como hay quienes nada más están buscando el momento para armar la bola, pues es probable que lleguen a tener más de un pretexto para hacerla de tos.
Asi que no esta de más el andarnos con cuidado, buscando evitar caer en cualquier tipo de provocación, venga de donde venga, porque es altamente probable que se desaten, y en serio, una serie de acciones, digamos, conflictivas.
Actuemos, pues, en concordancia con los tiempos y, paralelamente, busquemos reforzar nuestras vias de comunicación y organización, por pequeñas que estas sean, porque como se ve que viene el temporal, su importancia va a ser mayúscula.
Ahora más que nunca habremos de mantener la ecuanimidad y evitar la desesperación. Los tiempos por venir, ciertamente van a ser complicados, pero nuestra fortaleza en cuanto grupos sociales habrá de manifestarse y, de seguro, entre todos, lograremos superar las adversas situaciones.
Septiembre de 2015
Omar Cortés