LXXI Aniversario luctuoso
de
BUENAVENTURA DURRUTI
El 20 de noviembre de 1936, moría, en Madrid, uno de los más emblemáticos y queridos personajes del movimiento libertario español. Nos referimos a Buenaventura Durruti, figura que en sí representaba la historia misma de una de las facetas del movimiento anarquista español.
El respeto a su persona se extendió a través de los años, y de ello pudimos percatarnos en la década de 1970, cuando, al entrar en contacto con lo que podría denominarse movimiento libertario mexicano, conocimos a quienes conformaban el exilio hispano, percatándonos de inmediato que Durruti ocupaba un lugar muy especial en el corazón de esos compañeros.
Poco a poco, conforme aquellas relaciones iban solidificándose, llegamos en algunas ocasiones a conversar sobre Buenaventura Durruti, enterándonos de que un compañero, Hermoso Plaja, poseía unas cuantas fotografías suyas de cuando estuvo en México. Ni tardos ni perezosos suplicamos al compañero Plaja que nos mostrase ese tesoro, a lo cual accedió gustoso. De hecho se trataba de tres fotografías en las cuales nada, salvo la palabra de Plaja, avalaba que hubieran sido tomadas en México. En éstas se veía un terreno en el campo con animales, puercos para ser más precisos, las caras de los retratados estaban tan borrosas que dificilmente se distinguían, por lo que hubimos de utilizar una lupa, reconociendo claramente, en una de ellas, a Durruti, pero en las otras dos, siendo honestos no distinguimos con igual claridad a las personas retratadas.
Años más tarde, en una de las exposiciones de libro en las que participabamos se acercó a nuestro puesto un señor, de edad avanzada, que parándose enfrente y analizando con tranquilidad una a una las carátulas de nuestras ediciones terminó exclamando ruidosamente: ¡Vaya! ¡Al fin! ¡Aquí si que venden libros de hombres! y nos volteó a ver. Nosotros le miramos con extrañeza sin querer interpretar a qué se refería o qué era lo que deseaba expresar. Acostumbrados a recibir dos que tres increpaciones por parte de quienes acudían a las ferias de libro por el material que difundíamos, no nos arrendramos y nos acercamos para preguntarle a qué se refería. De manera amable y sumamente amistosa nos comentó que él había combatido en España por el ideal y que le daba muchísimo gusto encontrar por primera vez un stand en el que sólo hubiese material ácrata. Finalmente adquirió dos o tres libros, e incluso nos dió una propina de cien pesos pa´su cafecito, nos dijo sonriendo. Varias veces volvimos a encontrarnos por casualidad en diferentes puntos de la ciudad donde acudíamos para ofrecer nuestros libros, y siempre terminaba la conversación dándonos nuestra consabida propinita pa´l cafe, incluso una vez bromeando en torno a su consabida propina le dijimos: ¡Oiga está bien pa´l cafecito, pero pa´las conchas ¿no hay? el amigo se rió dejándonos cincuenta pesos más ... cosa que nos dejo aun más sorprendidos.
Bien recordamos que en una de nuestras participaciones en la Feria Metropolitana del Libro que se celebraba en el pasaje del Metro Zócalo-Pino Suárez, logramos conversar largo y tendido con este señor, preguntándole por qué no acudía con los compañeros del exilio cenetista o con el grupo Tierra y Libertad. Su respuesta fue clara y sin titubeos: No le veo caso, dijo, participar fuera de contexto. En su opinión la batalla se había perdido, y la labor que realizaban los compañeros cenetistas en el exilio, muy loable desde su punto de vista, pero a esas alturas ya no tenía sentido. Lo curioso era que conocía, por lo menos de nombre, a muchos más cenetistas de los que pudimos haber supuesto. Lo que más nos llamó la atención de aquella plática fue cuando se refirió a personajes como García Oliver. Todo, nos dijo, tiene su momento. Su momento oportuno, precisó con énfasis. Nosotros, señaló con tristeza, aquí, hemos dejado pasar no uno sino muchos momentos. Nuestra realidad no es gratuita, nosotros nos la hemos construido ... A decir verdad, en ese momento no entendimos lo que nos quería dar a entender, y hubieron de pasar muchos años para que por fin captasemos el mensaje.
En efecto, más tarde, pudimos entender que, en su opinión, los recuerdos epopéyicos del anarquismo español, eran sólo eso: recuerdos y nada más. En pocas palabras, toda aquella gloria iba a quedar irremediablemente sepultada en el pasado. Incluso, si se diese un revival de la Confederación Nacional del Trabajo, ello, en opinión de aquel amigo, no tendría nada, absolutamente nada que ver con el pasado glorioso cenetista. Las condiciones habían cambiado radicalmente, por lo que era absurdo e ilógico suponer siquiera que las alternativas cenetistas de la década de 1930, podían mantenerse como si nada hubiese pasado.
Hoy, a casi veinte años de aquel fortuito encuentro, no podemos sino señalar lo juicioso de aquella opinión suya. Pero, no obstante que la epopeya del anarquismo sindicalista español expresada en el quehacer cenetista durante los periodos más aciagos de la revolución ibérica de 1936 parecen haberse ido para no volver jamás, ello, desde nuestra óptica no constituye razón para olvidarnos de ella. Muy por el contrario, resulta positivo rememorar aquellos acontecimientos, analizándolos a la luz de la actualidad, y reflexionar conscienzudamente acerca de las enseñanzas que al mundo entero dejaron, no con la imposible finalidad de buscar su repetición, sino más bien para hacernos de elementos que nos sean de utilidad en nuestros intentos de comprensión y deseos de transformación de la realidad social en la que estamos inmersos.
Siguiendo estas pautas, hacemos una abierta invitación a l@s interesad@s para que vean dos videos, en el sitio de videos Google, sobre Buenaventura Durruti desde diferentes ángulos y que se complementan de manera maravillosa.
El primero que te invitamos a ver, analizar y reflexionar es el documental realizado por los compañeros de la Fundación de Estudios libertarios Anselmo Lorenzo, titulado Durruti en la revolución española, con una duración aproximada de una hora. Este trabajo cuenta con excelente material filmográfico extraido de los cortos realizados por la Confederación Nacional del Trabajo, indudablemente con fines propagandísticos que, en la actualidad, tienen un importante valor. Las escenas del entierro de Durruti y el poema que se recita, son verdaderamente formidables. Tal vez, obscurezca el documental la falta de explicaciones sobre dos hechos: cuál o cuales fueron las razones por las que Durruti decide ir a conformar el frente de Aragón y, cuales fueron las condiciones en las que pierde la vida.
El segundo que te invitamos a ver, analizar y reflexionar es la película Vida y muertes de Durruti, realizada en 1999 por Jean Louis Comolli, con una duración aproximada de una hora y tres cuartos,.
Esta película, a diferencia del documental elaborado por la Fundación de Estudios libertarios Anselmo Lorenzo, está realizada con una temática y actores, además de que es una auténtica delicia escuchar tanto las canciones que se interpretan, como el excelente fondeo musical. Desgraciadamente, al igual que en el documental de la Fundación, aquí también se omite mencionar las razones que condujeron a Buenaventura Durruti a participar en la conformación del famoso frente de Aragón sin ser militar ni haber tenido antecedente de ninguna especie en ese terreno. En fin, ése es uno de los puntos que llaman a la reflexión al ver tanto el documental como la película.
Recomendamos acceder a estos videos desde una conexión de banda ancha para evitar esperas y pérdidas de tiempo.
Noviembre del 2007
Chantal López y Omar Cortés
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