Juan Sarabia, apostol y martir
de la
Revolución Mexicana

Eugenio Martinez Nuñez

PRESENTACIÓN

El ensayo que aquí publicamos, del historiador mexicano Eugenio Martinez Nuñez, fue editado en 1965 por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, y ahora que está por cumplirse el primer centenario del inicio del proceso conocido como la Revolución Mexicana, consideramos conveniente elaborar la presente edición cibernética para así poner al alcance de tod@s l@s interesad@s, y particularmente de l@s jóvenes, esta excelente obra sobre el periodista, poeta y político potosino Juan Sarabia (1882-1920).

Sorprendentemente, el trabajo realizado por Eugenio Martinez Nuñez se interrumpe con la excarcelación de Juan Sarabia, en 1911, del penal de San Juan de Ulúa, quedando en suspenso la actividad que realizó una vez liberado. Quizá, precisamos quizá, porque es pura suposición, el hecho de que no haya deseado profundizar sobre la labor política de Sarabia una vez liberado, se deba al hecho de que no quiso meterse en camisas de once varas al tener que abordar no sólo el encontronazo generado al interior de las filas del Partido Liberal Mexicano, sino incluso la propia labor de Sarabia, llamémosle fuera de la órbita de sus truncadas relaciones con Ricardo Flores Magón.

Ciertamente, y esto no debemos de pasarlo por alto, razones de peso han de haber existido para que Eugenio Martinez Nuñez cortara por lo sano y pusiese un colorin colorado, la historia ha terminado, cuando en definitiva lo que había terminado era una etapa de la vida política de Juan Sarabia, iniciándose, con su liberación, otra, indudablemente no tan heróica ni tampoco tan plagada de martiriologismo como la que aborda Martínez Nuñez, pero definitivamente muy importante para comprender de manera plena a Juan Sarabia.

Lo repetimos: ignoramos la o las razones de esa omisión en esta biografía, pero nos atrevemos a suponer que el autor buscó evitar el que su trabajo se volviese plataforma de una polémica, porque en 1964, año en que escribió esta biografia, aún vivían muchos de quienes fueron partícipes en las diferentes corrientes que propiciaron la Revolución Mexicana.

En fin, haya sido cual haya sido la razón, el hecho objetivo es que a esta excelente obra le falta tratar esa otra etapa de la vida de Juan sarabia, en la que se desenvolverá ya no como el periodista acosado, perseguido, vilipendiado, reprimido y encarcelado, sino como el político destacado que alcanza puestos y busca hacer prevalecer sus puntos de vista con puertas abiertas, esto es, con mucha más libertad que durante los últimos años de la dictadura porfirista.

Porque cuando Juan Sarabia deja la prisión de San Juan de Ulúa, se une casi de inmediato a las actividades desarrolladas por Antonio I. Villarreal quien, ya en 1911, había roto lanzas con Ricardo Flores Magón y abrazado, de plano, al maderismo. Sarabia seguiría idénticos pasos. Y así, la corriente de miembros del Partido Liberal Mexicano, que desde hacía años había mantenido serias diferencias con la corriente encabezada por Ricardo Flores Magón, se envalentonaba al percibir el auge del maderismo y ni tarda ni perezosa, agrúpose con la clara intención de provocar una profunda escisión en el seno del Partido Liberal. Es en ese momento que Juan Sarabia toma la decisión de separarse de una parte de quienes habían sido sus compañeros y continuar con los escisionistas, su camino propio.

De ese doloroso encontronazo de trenes en el seno de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, el interesado podrá encontrar varios documentos alusivos a ello aquí, en nuestro sitio Antorcha.net (1).

Pero la labor política de Juan Sarabia, una vez excarcelado de San Juan de Ulúa, no sólo se concretó al choque ideológico-político con quienes habían sido sus correligionarios, sino que también fue partícipe de otro encontronazo: el habido al interior del maderismo, cuando con la precipitada formación del Partido Constitucional Progresista, buscó una corriente del maderismo aniquilar a la corriente, encabezada por Vázquez Gómez que terminó atrincherada en los restos de lo que en un momento había sido el prometedor Partido Antirreeleccionista, habiendo sido Juan Sarabia uno de los comisionados por la asamblea del Partido Constitucional Progresista, para ir a ofrecer la candidatura presidencial al señor Francisco I. Madero (2).

En fin, sabemos que la labor política de Juan Sarabia, una vez triunfante el maderismo, lo llevó a ser elegido diputado federal por San Luis Potosí; cargo que desempeñó hasta que en 1913 Victoriano Huerta disolvió el Congreso, siendo entonces detenido de nuevo y confinado a prisión, de la que saldría en 1914, trasladándose a los Estados Unidos.

Posteriormente y una vez aniquilado el régimen espurio de Victoriano Huerta, Sarabia volvería al cuadrilatero político, postulándose como candidato a la gubernatura del Estado de San Luis Potosí, perdiendo en esa ocasión las elecciones. En 1920, volvería a bregar en procesos electorales, resultando electo como senador por San Luis Potosí. Sin embargo, poco tiempo le duraría el gusto, ya que meses después de haber alcanzado dicho escaño en el Senado de la República, Juan Sarabia moriría víctima de una afección cardiaca.

Sin duda, quien se acerque a hojear y/o curiosear esta obra, se adentrará en uno de los personajes más importantes del movimiento que inició ese macro proceso conocido como la Revolución Mexicana.

Chantal López y Omar Cortés